Monday, February 26, 2007

El papalote rojo azulado

Acaba de pasar Jackie, la secretaria de la gerencia, a preguntar por un pedacito de hilo porque a su hijo se le olvidó su tarea, la cual consistía en un teléfono con dos vasos y un hilo. No tenía hilo para prestarle, pero sí tengo una historia que cuadra con la de ella.
Hace ya muchos años, quitemos muchos, hace un par de años, cuando yo estaba en la primaria me dejaron de tarea hacer un papalote con papel china y palitos de madera. El día en que se suponía tenía que entregarlo me di cuenta que lo había olvidado.
Por suerte hubo junta de padres de familia y cuando mi mamá se iba le dije que sí podía traerme mi papalote que había olvidado. Mientras, yo presumía frente a mis compañeros que mi papalote me había quedado muy bonito y que era color azul.
Al poco rato regresa mi mamá con las manos vacías, y me pregunta que en dónde lo había dejado a lo que respondí, al mismo tiempo que salía con ella del salón, que lo había olvidado por completo, que no lo había hecho y que por favor me lo hiciera. Su regaño debio ser de tal tamaño que lo he bloqueado por completo, no lo recuerdo.
Regresó, gracias a Dios porque esa maestra me daba miedo, con un papalote rojo.
Cuando entré con mi papalote ROJO, les dije a mis compañeros que me había confundido y en la mañana lo había visto azul. A parte de mitómana, daltónica, mala combinación para una niña de ocho años.
Por la tarde mi mamá no me regañó, o lo olvidé como había olvidado hacer mi papalote.

Thursday, February 22, 2007

Fenomenología de mis afectos

Soy una persona que cuando quiere a alguien es de verdad y para siempre. No ando por la vida diciendo "te quiero" si realmente no lo siento. Soy más que honesta, y no me gustan las falsedades porque yo no puedo serlo, se me nota perfectamente cuando estoy enojada, triste o acongojada.
Julián siempre me ha dicho que yo soy todo o nada, o eres mi amigo o mi enemigo. Eso por supuesto que no es así, es como si quisiera ser Presidente o narco, solo ellos son tan extremos.
Pero sí tengo una lista negra y sigue, más o menos, el siguiente procedimiento:
1. Al conocer a una persona dependiendo de su comportamiento son colocados en una lista: la de amables o los groseros.
2. Si es clasificado como amable sigue el flujo, sino es anotado en la lista de los groseros. A veces me doy la oportunidad de conocer a las personas y cambiarlas de clasificación.
3. Se convierte en una persona cercana, se toma ciertas confianzas pero aún está en terreno inseguro. Aquí es donde todo puede cambiar porque existen dos caminos.
4a. Alcanza el nivel de amigo (Mariela, Moy, Vic, mi familia y Julián son los mejores ejemplos). Una vez que llegas a esta clasificación hagas lo que hagas, a menos que sea algo realmente grave, no cambiaras de lista. O
4b. Cuando estás a punto de lograr el nivel de amigo haces algo que te borra de la lista de amables; pero como ya tenía un nivel mayor que los "simplemente amables" pasará a engrosar las filas de aquellos que están en el último nivel de los groseros.
La forma más fácil de llegar a ese nivel es criticar a las personas que más amo, o hablar de mi a mi espalda. Soy sincera, demasiado, lo único que pido es sinceridad. Si entra en este punto es difícil que regrese al nivel anterior.
Soy una engreída si pienso que a las pocas personas (sólo recuerdo cuatro) que están en esta lista el que los haya anotado ahí les importa.
No los mantengo como bruja de cuento de hadas en espera de que pueda tomar revancha de todo lo que me han hecho muajajajaja. No, tengo esa lista para recordarme que la amistad no se debe entregar a cualquier persona, y que debería hacer un examen de admisión más apropiado para que no entre al nivel tres quien no tiene derecho a entrar.
Pero debo cambiar, por mi bien, y dejar de juzgar, sin conocer o incluso conociendo. Aplicar para todas las personas, amables o groseras, la misma vara. Con esa misma seré medida

Empatía


Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
En otras palabras quiere decir ponerse en los zapatos del otro. Debería ser extramadamente fácil cuando amas a alguien, cuando la persona con la que te debes identificar mental y afectivamente es aquella con la que compartes y compartirás tus días, el resto de tu vida. Debería ser fácil si sabes que si él sufre, tú sufres el doble. Debería ser fácil si aprendieras a escuchar sus sentimientos antes que los tuyos (que tienden a ser mezquinos).
Debería...
Mi vida se ha tornado sino complicada, distinta a lo que usualmente era, y debo confesar que el que mi abuelita se haya ido; Julián pase la mayor parte del tiempo lejos; la presión de mis papás porque La boda sea organizada por ellos; la escuela; el trabajo (esa parte tiene nombre) y las demás cosas que llenan mi cabeza; estoy, ya no a dos centímetros de ser una novia neurótica, sino que lo soy a lo ancho y largo.
Pero lo que no logro ser es empática, definitivamente no lo soy. Por más que me encanta esa palabra y lo que trae consigo. Julián también esta lejos de mi, también él se casa, también él estudia y trabaja... lo que debería consolarme y evitar que me sienta como una real y verdadera cucaracha aplastada es que él también me ama y me ama tanto que haría cualquier cosa por mi.
Y mientras escribo ésto estoy a punto de ponerme a llorar nuevamente por todo lo que dije y no debí decir. Porque nuevamente mis deseos de venganza se me escaparon de entre los dientes y me da miedo, un miedo indescriptible que llegue el día en que en su balanza el amor que me tiene deje de ser suficiente como para olvidar y lo más importante perdonar mis majaderías y diga basta.

Thursday, February 08, 2007

Fachita


* * *
Esta foto fue tomada después de romper una piñata y el excéntrico sombrero es una parte de ésta.

Diciendo adios

No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos

Mi abuelita falleció el 29 de enero, el día en que escribí la entrada anterior. Ese día por la noche mi mamá nos llamó y nos comentó que estaba más calmada, pero mientras hablabamos con ella le avisaron que su corazón había dejado de latir.
Un corazón que tenía tanto espacio para que cupieran sus diez hijos (vivos) y sus decenas de nietos e incluso bisnietos, se cansó y quiso reposar. Era justo y si Dios así lo decidió fue lo mejor para ella y para nosotros que la amamos tanto.
Inmediatamente después que supimos la noticia mi papá y yo salimos hacia la casa de mis abuelos; pero yo sentía que era como un sueño, que aquella constante en mi vida no podría cambiar tan radicalmente, que aquella imagen de una mujer en una fresca batita de flores con sus enormes anteojos y una sonrisa enorme iba a estar ahí hasta que mis hijos tuvieran hijos... fue una fase de negación, con la tonta esperanza de que se hubieran equivocado y todo fuera una muy mala broma.
Después de menos de cuatro horas de viaje llegamos al caracterísitico camino que lleva al pueblo de mis abuelos, con el ingenio al final y los cañales a los costados. Mi corazón comenzó a latir muy rápido y mis manos me sudaban, de pronto me di cuenta que no era un sueño, que no era una broma y que al llegar mi abuelita no gritaría su "jejejeee miren nada más quién llego", no saldría con sus pasitos cortos a abrazarnos emocionada y no respondería a mi pregunta sobre cómo estaba con un "pues mírame".
Cuando le comenté eso a mi papá, alguien que le molesta la debilidad humana, me miró y me dijo que ahí estaria, que ahí estaba.
Llegue a la casa de mis abuelos y mi mamá salió a recibirme y mi tía me dijo que cuando pasara a verla no tuviera miedo ni tristeza, que solo iba a ver a mi abuelita dormida. La vi con su mantilla, sus ojitos cerrados y un aire de paz, que me dejó tranquila a mi también.
El papá de mi cuñado falleció hace nueve o diez años, él a su corta edad tuvo que darle la noticia a su mamá, y ha sido una de las explicaciones más ciertas pero a la vez más tristes que he escuchado: mi papá se quedó dormido, pero ya no va a despertar.
Así pasa realmente, sólo estás dormido.
El cuerpo de mi abuelita ahora está vacío de ella, ella debe estar en "su planeta". Y le dije adios con lágrimas, pero sólo a su imagen viva. Porque de mi abuelita nunca podré despedirme, y como dijo Isabel Allende, le doy la bienvenida a su espiritu, pero con alegría.