Thursday, November 06, 2008

Todo es relativo

Más que nada es arbitrario...

El martes por la mañana sabía que durante todo el día la noticia más importante a seguir, serían las elecciones presidenciales en nuestro país vecino. y así fue durante gran parte del día. Pensaba, que no habría noticia que pudiera desplazarla.

Cuando regresabamos del trabajo, Juli y yo decidimos comprar pan para cenar –ya saben eso de cuidar las calorías es mi especialidad– y en la televisión se narraba la crónica del día electoral. Al llegar a casa, prendí la televisión para saber cómo avanzaba el asunto electoral y me topé con una noticia que había logrado desplazar a Obama y su triunfo. Una avioneta se había estrellado en una de las zonas comerciales más importantes de la Ciudad de México.

Por supuesto que la noticia me impactó, pero hubo algo más en esa noticia. Los medios, en su afán de moldear nuestra opinión comienzan a dar datos, irrelevantes o no, mostrar imágenes, a veces más crudas de lo que quisieramos y finalmente terminas con una gran cantidad de información. Una de las imágenes que repitieron constantemente fue la de Juan Camilo Mouriño abordando el avión que literalmente lo llevo a un viaje al más allá. Él no lo sabía, y nadie de las personas que iban en el avión con él lo sabían.

Yo soy de las personas que andan pensando que tiene premoniciones y me siento vidente. Gracias a Dios la mayoría de mis visiones son producto de una sobre dosis de gomitas. Y creo que todos tenemos ese tipo de experiencias, en las que sentimos nervios antes de hacer algo peligroso y lo llamamos presentimiento. Pasa particularmente cuando viajo, siempre presientes que algo malo pasara, y si no pasa (que es lo que más deseas) olvidas ese presentimiento, sólo era miedo.

Quizás ellos, los que abordaron el avión presintieron algo. Pero se convencieron que eran nervios. ¿Y los que estaban abajo? Ellos hacían solo su rutina y la muerte cayó del cielo.
Los que viajaban en el avión se subieron a él sonrientes, deseando llegar pronto a estrechar a quien en casa los esperaba. Los de tierra, despedían a sus amigos, nos vemos mañana, se decían. Tenían sus mundos, sus vidas y en un instante todo se borró.

Mi mamá siempre me ha dicho que no debes irte a dormir con un enojo, que no dejes ir a quien quieres enojado, porque no sabes si es la última vez que los verás. El accidente del martes sólo comprobó la sabiduría maternal.
La vida no es eterna y debememos vivirla al máximo. Escuchar las palabras de mi madre, y no hacernos los fuertes manteniendo nuestra postura ante un enojo. Usar nuestro corazón y vivir cada momento como si fuera únicouna frase muy trillada pero cierta, porque un beso, un abrazo, una sonrisa pueden ser los últimos y créanme, serán los mejores.

Finalmente, sólo tenemos una oportunidad.