Monday, May 17, 2010

La bebé Melón

A veces tengo mil ideas sobre qué escribir, pero la mayoría sólo tengo una página en blanco con pequeñas frases que el facebook puede transmitir fácilmente. Pero hoy no es la ocasión, hoy quiero contar mi sueño.

Me fascina escuchar los sueños ajenos, los de Juli son particularmente chistosos, pero es que casi siempre la gente cuenta sus buenos sueños. Hasta el momento nadie me ha contado que estaba en una junta durmiéndose o tenía que entregar un proyecto, sin que haya algo chispa que valga la pena contarse. Y como mi sueño me dió mucha risa no dejaré que se me olvide.

Resulta que estaba yo en el hospital y acababa de tener un bebé. Cuando la veía era la bebé más bonita del mundo pero tenía un ojito que se le iba de vacaciones. Mientras yo la observaba llegó la enfermera, que al ver su ojito me dijo que le tendrían que hacer un transplante de ojo, que justo tenían uno en la bodega ─nótese mi gran conocimiento médico─ que en cuanto yo quisiera se lo cambiaban. Yo, lógicamente me oponía, y argumentaba que no se le veía feito, total después de más grandecita se lo operabamos.

Ya, por esa mágia de los sueños, estaba acostada en cama de mi mamá viendo a mi bebé, me levantaba y salía a la sala de mi casa a presentarles a la beba. Después de jugar un rato con ella, me salía a recoger al Juli y a darle la noticia de que habíamos tenido una bebé, porque ninguno de los dos sabíamos que ibamos a ser papás. Lo mejor de todo fue que Juli no se sorprendía y se ponía muy contento.

Cuando regresabamos a la casa de mis papás, me abría mi hermana con la bebé en brazos y me decía que se alegraba de que hubiera vuelto que la bebé estaba muy mal y me la daba. Yo la veía y notaba que sos ojitos como que se le habían hundido y su boquita estaba comprimida.

¡Ay ayyy!─ comencé a gritar ─¡es que desde que nació se me olvidó darle de comer, ay!─. Yo, madre dormida primeriza, intentaba darle de comer, pero ella como que no reaccionaba y yo seguía con el llanto. Entonces se acercaba mi mamá, después de verme tan desesperada, me preguntaba que por qué no le metíamos la cuchara para ver si era un melón. Así que tomabamos una cuchara y la enterrabamos y sí, efectivamente no era mi bebé, era un melón. Uff que alivio que no se le habían caido sus ojitos, pero en dónde estaba mi bebé.

En esas disertaciones estaba yo, en realidad bastante alterada gritando que en dónde estaba mi bebé, cuando, por suerte, el Juli me despertó para desayunar.

Ojalá la próxima vez tenga sueños más tranquilos

Thursday, January 14, 2010

Haití y mis pensamientos desencadenados

Desafortunadamente la noticia que ocupa los titulares en México y en el mundo es la profunda desgracia por la que pasa Haití, país que pocas veces volteamos a ver. Es el más pobre de América, ha tenido varios golpes de estado y la violencia en sus calles tiene niveles alarmantes. Para colmo un terremoto destruye su capital y nos deja imágenes de la más absoluta desolación de sus habitantes.Por supuesto esta es una desgracia, una de las mayores de los últimos tiempos y las condiciones tan precarias de Haití dificultan que la ayuda humanitaria llegue a sus manos.

Los medios de comunicación se ocupan de dar detalles sobre esta situación tan lamentable. Pero lo más lamentable, en mi opinión, es que rebasan su obligación de comunicar lo esencial para lucar con el sufrimiento. He visto montones de imágenes que estoy segura no me dejaran dormir esta noche, y sé que son imágenes reales, son personas que están sufriendo o que quizás para el momento en que escribo estas líneas sus corazones han dejado de latir ¿Es realmente necesario que veamos esas imágenes? ¿Es impresindible que nos den crónicas tan precisas del dolor de los haitianos? Definitivamente motivan a cooperar para ayudarlos a salir adelante, pero de una forma cruel. Podrían al menos advertir al público de las imágenes que están a punto de observar. Humilidemente pienso que eso es morbo y no periodismo.

Es que Haití no es el único ejemplo, el periódico el gráfico se encarga de otorgarme un banco de imágenes para mis noches de inmsomnio, el atropellado, decapitado, apuñalado, etcétera. Tengo varias que no podré borrar ni con muchos años y la mayoría de esas las vi cuando era niña. Esa persona que aparece en primera plana de los periódicos de nota roja tenía un nombre, una vida y sobre todo una familia a la que lo último que le hubiera gustado es que un ser querido tuviera sus quince minutos de fama en esa forma tan violenta.

Y sé que muchas personas no son tan sensibles a este tipo de imágenes como lo pueden ser los niños (y yo) pero es labor de los medios de comunicación evitar que estas imágenes sean tan comunes que nuestra insensibilidad ante la violencia o desgracia humana aumente cada día más. Tal vez sería suficiente una simple advertencia y quitar esas imágenes de la primera plana.

Al final, lo importante es Haití, saber que si bien las imágenes son reales el mundo no cerrará los ojos –por terribles que éstas sean– y ayudará a que el panorama se cambie por completo. Los medios quieren vender, pero nosotros ayudar...