Monday, July 30, 2012

Me comienzo a enfríar

Cuando aquí en México decimos que no debemos sentir frío queremos decir que no hay que tener miedo. Me gusta cuando alguien comienza a asustarse y otra persona le dice que no debe sentir frío, hasta ver pingüinos vestidos con abrigos...o sea hasta que realmente haga frío (y que la situación se ponga más que ruda). Pero ayer por la noche mientras conciliaba el sueño me di cuenta de que el frío ya me ha invadido.

Normalmente soy una miedosa que da pena. Aún le temo a la oscuridad, me tiemblan las cañas cuando me asomo por la ventana del cuarto piso, mis manos me sudan cuando el protagonista de una película es golpeado y ni que decir de cómo me tapo los ojos cuando sé que está apunto de aparecer el muerto en la película que miro. No lo puedo evitar, me tomo demasiado a pecho lo que veo o leo que he quedado definitivamente traumatizada.

Ahora tengo un miedo menos común que los que autores y directores han sembrado en mi cerebro. Hoy tengo miedo a lo que sucederá en unas cuantas semanas. Hace tiempo conté aquí que Julián y yo estábamos viviendo un cambio muy grande en nuestras vidas (aquí el detalle).  Juli dejó todo atrás y se mudó muy lejos de nuestro departamento a comenzar con su Doctorado. Yo me quedé aquí pero por fín ha llegado el momento en que nos iremos juntos y estaremos lejos de nuestro adorado México. Aunque, como me diría uno de nuestros maestros, yo seré el pequeño México de Juli y él será el mío. Porque nuestro hogar es, lo ya muy choteado, donde está nuestro corazón.

Solo ahora que sí ya vi la de "a de veras" me doy cuenta que mis cañas vuelven a temblar y mis manos a sudar. Me siento muy asustada de lo que vendrá. Tengo que dejar mi trabajo en un mes, un poco después alejarme de mi adorada sobrina, mis consentidores papás y mis entrenadores hermanos (me entrenan para aguantar las inclemencias de la vida). Tengo que dejarlo todo y comienzo a sentir el piso donde estoy muy frágil. En el momento que hago el recuento de todo lo que dejo atrás comienzo a sentir más frío, miedo pues.

No es fácil sentir que lo dejarás todo y que esta rutina ya no lo será más. Ya que he visto muchas películas, sé que el miedo es el camino hacia el lado oscuroPorque el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio y el odio lleva al sufrimiento, así que no quiero sentirlo. Definitivamente no debo tenerlo.

¿Qué pasará si esto que dejo cambia y no lo puedo recuperar? Estoy apostándolo todo, por un sueño.

Es un sueño grande, así que sé que vale la pena.

Es un punto de inflexión en mi vida. En nuestra vida. Y cuando digo esa palabra NUESTRA me doy cuenta que ese salto de fe, ya lo dimos. Que sólo puede ser bueno lo que nos espera porque estaremos juntos.

Así que agarro mi miedo, lo aplasto y lo guardo en una caja. Listo para ser sacado cuando vea una película "de susto". Esta el maravilloso otro lado de la moneda que  es el que más me la he pasado observando ahora que he estado lejos de Julián, porque sé que donde quiero estar es a su lado. Nos veo juntos compartiendo nuevamente nuestro hogar, yendo a pasear por el parque, cocinando juntos, de vacaciones, estudiando. Pero siempre juntos. Ese lado de la moneda me hace feliz y me hace olvidar que aquí dejo muchas cosas que amo.

El miedo se diluye por completo cuando recuerdo que la familia (otra vez las películas..) no te olvida ni te abandona. Lo esencial, los seres que amo, siempre estarán conmigo y gracias a la tecnología no pasará ni un día en que no hable con ellos. Me apoyarán y me acompañarán. Lo sé y eso me da mucha tranquilidad.

Esto que escribo, es un ciclo que repito cuando me angustio por no saber qué habrá una vez que deje este status quo. Al final de las fases de angustia-miedo-emoción-tranquilidad, siempre sé que yo tengo un lugar que no dejaré y es al lado de Julián. Las cosas son, como deben ser.