Thursday, July 17, 2014

Verano en la Pavón


Hace muchos años, tantos que no estoy segura de cuántos en realidad, vivíamos los cuatro hermanos en la casa de mis papás. Era algo lógico ya que mi hermana mayor debe haber tenido algo como 17 años y yo, por tanto unos diez. De verdad lo lamento pero no lo recuerdo bien así que intentare contar esta anécdota tan bien como pueda inventarla.

Me gusta mucho recordar esa época, porque todos éramos tan pequeños y ya nos sentíamos grandes. Mi parte favorita, o lo que más recuerdo es la hora de la comida. Era el momento en que todos éramos iguales y lo mismo los hermanos grandes se sentaban con nosotros los pequeños. Mi papá en la cabecera, mi mama a su derecha, el más pequeño a su derecha y el resto regados. Yo tome el lugar de la izquierda de mi papá y lo defendí por años hasta con lágrimas. Vaya que era ridícula (y no he cambiado mucho). La comida era siempre muy similar: sopa de pasta, agua de fruta y un guisado chiloso con fríjoles. Para ser honesta, no quisiera que cambiara nunca, porque cada vez  que la como es como volver a ser niña.

El caso es que para mi mama, con cuatro hijos, las vacaciones deben haber sido una pesadilla. Y eso lo pienso hasta ahora, porque cuando me recuerdo de niña soy una dulce pequeñuela que juega con sus muñecas sin hacer ruido ni tiradero. Pero tuve una revelación hace unos días y me di cuenta que la pesadilla no era sólo para mi mamá.

Resulta que Selene, mi hermana mayor, me invitó a la biblioteca con ella. Lo sé, desde ahí estábamos mal porque la biblioteca no es un lugar excitante y menos la colonia donde crecí. Pero ahí va la Chapi a caer redondita por la emoción de salir con su hermana grande.

Llegamos y Selene hizo lo que tenía que hacer y al salir vio un anuncio que decía "Curso de verano en la biblioteca" y me preguntó si no me gustaría ir. Nos acercamos al mostrador de recepción y nos dieron la lista de los cursos semanales. Yo siempre he sido muy floja y pensé que podría darle una oportunidad, e ir a uno de los cursos semanales. Hay que considerar que las vacaciones de verano tenían como ocho semanas y yo magnánimamente iba a invertir una en "probar" algo nuevo. Selene me miró, lo analizó rápidamente, volteo a ver a la Sra. de recepción y lo hizo. Le pidió por favor inscribirme a TODOS los cursos, ya que iba a ir durante TODO el verano.

Yo puedo ser floja, pero mi palabra es muy importante así que pues si mi hermana había empeñado mi palabra en un curso de verano, tendría que ir. La verdad es que no me la pasé mal. Ya ni me acuerdo qué hacíamos, creo que hubo un taller de teatro, manualidades casi siempre pero me tuvieron entretenida unas tres horas diarias. A mi mamá, que deseaba que me quedara muda por cinco minutos, tres horas de tranquilidad debieron ser la gloria y para mis otros hermanos, también.

La revelación vino cuando mi hermana buscaba un curso de verano para mi sobrina. Parece que planea volverlo a hacer...

Monday, April 28, 2014

Cumpleaños – Series Oh dear!


Nunca me ha gustado celebrar mi cumpleaños en el trabajo. O sea, es un día muy feliz que no quiero convertir en incómodo partiendo un pastel frente a montones de desconocidos que me cantan las mañanitas sin mucho entusiasmo. Es más, a veces ni las mañanitas cantan. Supongo que no me gusta porque (otra vez con la intolerancia) mis compañeros me caían gordos. Recuerdo en mi trabajo anterior al anterior sí llegué a celebrar y disfrutar un cumpleaños con ellos.

Algunos de mis ex-compañeros compraban un pastel y nos invitaban a partirlo con ellos. La convivencia debía seguir y a un pastel no se le dice no. Así que pagaba con un abrazo mi rebanada y hacía un poco de socialización. No creo necesitar aclarar que no soy un ser sociable, aunque parezca lo contrario. La plática ligera nomás no se me da y siempre termino metiendo la pata. En fin. 

El caso es que mi nuevo trabajo me regaló eso: el anonimato en mi cumpleaños. Cuando cumplen años, su ceremonia celebradora es pasar por nuestros lugares y decirnos que en el cajón de los dulces hay unos panques / chocolates / dulces /galletas porque fue su cumpleaños. Para cuando uno intenta felicitarlos, porque yo lo he intentado y he visto a otros intentar hacerlo, ellos ya están sentándose nuevamente en su lugar respondiendo con una tímida sonrisa.

Yo procuro comprarles chocolates / dulces /galletas tan seguido como mis visitas a la tienda lo permiten y  así no tengo que decirles nunca cuándo es mi cumpleaños. No sabría cómo reaccionar, si dejarme felicitar o ignorarlos y celebrarme comprándoles dulces...



Monday, March 17, 2014

Secret Santa – Series Oh dear!


Hacía siglos que no escribía aquí. Dos razones me detienen de avanzar mucho. Primero, mi paranoia de no dejar público nada de mi vida (¡como si alguien me leyera!). Y segundo, la flojera, que se autoexplica. Pero de verdad que tengo algunas ideas que no quiero que se me olviden. Y es que al vivir al otro lado del charco, varias situaciones diariamente me hacen descubrir que a pesar de ser occidentales (es decir no somos de la cultura oriental, aka los chinos) somos tan distintos y jamás seré parte de ellos.

Primero, un update a mi vida. Tengo ya un poco más de un año viviendo en Manchester, Inglaterra con Juli. Él que es el listo de los dos, obtuvo una beca para venir a estudiar el doctorado. Nos sentimos muy afortunados, pero también asustados. Dimos ese "salto de fe" y estamos a más de 9 mil kilómetros de nuestro hogar, viviendo en un lo que también llamamos nuestro hogar.

Pero es en realidad que somos muy afortunados. Siento que le caemos muy bien a alguien allá arriba (¡y me refiero a Dios, no a Superman o algún piloto!) porque ya tengo un trabajo. Honestamente con mi inglés chimuelo sentí que no iba a conseguir trabajo más que lavando los baños de la Universidad. Justo como diría Fox, ese trabajo que ni los negros quieren hacer. Pero el trabajo que tengo es menos cansado y apestoso...

Todo este preludio es solo para hablar de las diferencias que he encontrado entre el ambiente laboral al que estaba acostumbrada, y el ambiente laboral británico. Bueno, primero lo primero ellos gustan de llamarse ingleses (obvio, si son ingleses, porque si son de Gales, galeses; de Escocia, escoceses…).

Los mexicanos al estar tan cerca de los estadounidenses estamos acostumbrados a que todos aquellos que hablan inglés (o sea ellos) nos maltratarán y discriminarán. Pero cuando llegué aquí, me sorprendí gratamente al darme cuenta que son increíblemente incluyentes. En el supermercado, el cajero puede ser rubio, con los ojos rasgados o con cabello de frijol refrito. Los trabajos son multicolores y las universidades también. Tienes realmente igualdad de oportunidades.

Pero a pesar de esta igualdad en las oportunidades, somos tan distintos en muchas cosas. Mi primer ejemplo es el intercambio de fin de año. En mi trabajo anterior una vez hicieron un intercambio y cuando me preguntaron si quería participar yo, sin maquillar un poco mi respuesta, dije que no, que no me gustaban los intercambios porque casi siempre obtenía cosas que no me gustaban. Obviamente la cara de las dos entusiastas organizadoras fue de sorpresa y molestia. El intercambio se llevó a cabo sin mí y la gente no parece haberme extrañado mucho. Es importante aclarar que no muchas personas de mi trabajo anterior me caían bien y no quería tener que abrazarlos por compromiso. Y he aquí dos primeras diferencias entre mi trabajo anterior y éste: me caen bien la mayoría de mis compañeros y los abrazos por compromiso.

Quizás lo más revelador es que me caen bien mis compañeros. Y es que en mi trabajo anterior me la pasaba muy bien porque mi hermana estaba ahí y nos la pasábamos todo el tiempo comadreando. Pero había unos cuantos que de verdad no soportaba. Pero no era mi culpa, era de ellos porque de verdad son desagradables. Para probar si era yo o ellos, me di a la tarea de pensar en mis otros trabajos y sí ¡sí me caían bien mis compañeros! Así que eran ellos, no yo.

Supongo que acá me caen bien porque vienen a trabajar (tercera diferencia). Nada de desayuno hasta las 10 de la mañana, nada de salirse a comer dos horas y por supuesto nada de inventar comidas – borrachera en pleno horario laboral. Además sólo me caen bien, no somos amigos ni serán jamás los padrinos de mis hijos. Es una relación armónica y creo que así es como debe ser.

Ahora, los abrazos por compromiso. Y a ver si por fin relaciono mis ideas. El intercambio de fin de año. Acá se llama “secret santa” porque un Santa, secreto (cuando lo digo suena tan lógico) te da un regalo. Pero yo pensaba que era como los intercambios mexicanos (o latinos asumo por conversaciones con mis amigos de otras naciones) que el secreto se descubría cuando en una pequeña reunión uno iniciaba dando su regalo a su “regalado” y se daban un abrazo. Este regalado, después de abrir su regalo frente a los demás regaladores-regalados tomaba el regalo que había preparado y se lo daba, ahora en la modalidad regalador, a su regalado. Y así hasta cerrar un ciclo de regalador – regalo – regalado.

Cuando me preguntaron si quería participar en el secret santa, dije que sí. Una porque como dijo mi hermano Is, tengo que simplemente NO ser yo. Y la otra, porque me caen bien. Pero me alegré mucho cuando salió el nombre de una compañera que me cae aún mejor que los demás. Así el abrazo no sería incómodo ¡Y yo pensando en el abrazo pues!

El día del secret santa llegó y con él yo también con mi regalo afuera de una bolsa muy personalizado. Pero cuando me di cuenta, todos mis compañeros estaban poniendo sus muy discretos regalos en una bolsa negra. Después, una persona tomó todos los regalos. Leyó la dedicatoria -un simple “merry x-mas Fulan!”- y entregó el regalo a Fulan. Fulan abrió su regalo, quizás se emocionó o sólo hizo cara de fuchi y guardó su regalo en su drawer.

Y ya. No hubo reunión exprés. Yo no me entere quién me dio mi regalo y mi regalada se enteró porque yo fui bastante obvia. No hubo abrazo de compromiso, lo que me tranquilizó bastante, porque no me gustan los abrazos de compromiso pero fue tan frío. Y en general así son ellos, no muestran más emociones que las estrictamente necesarias.

A todo se acostumbra uno, sobre todo cuando al llegar a casa tiene su pequeño México, multicolor y multisabor.

Y después de una entrada tan larga he decidido dedicar otra entrada para las demás diferencias que he encontrado:
  •  Cumpleaños
  • Not too bad
  • Comidas y comida de fin de año y
  • Oh dear!