Monday, June 18, 2007

Pastel escurrido





Hace un par de semanas me puse a llorar como loca, pero no sin razón. Julián y yo estabamos hojeando la revista de donde tomamos el modelo del vestido que usaré. Cuando pasamos por él, le pregunté a Julián qué le parecía ese vestido, el respondió que no le gustaba porque parecía pastel escurrido.

Puse mi cara de niña regañada, con el puchero en la boca y las lágrimas a punto de brotar. Julián obviamente se dio cuenta de que ESE era mi vestido y trató de arreglar el asunto. Subimos a mi habitación y me puse a llorar, con ese sentimiento que me hace recordar mis años de infancia - estoy segura que lo entienden, que sientes que de pronto se acaba el aire de tus pulmones de tanto llorar y comienzas a respirar entre cortado y cuando por fin terminas de llorar te sientes vacío -

Julián no sabía ni qué hacer para evitar que me sintiera tan mal porque el día de mi boda a él le parecería un pastel escurrido. Ya después de un rato entendí mi berrinche mientras él me consentía y buscaba las palabras adecuadas para evitar que me deprimiera por lo que había hecho.

Ahora que mi vestido ya está terminado, me lo pruebo y me siento feliz y emocionada. Pero en cuanto me lo quito las dudas me asaltan por la idea de que Julián pensará que parezco pastel escurrido y me lo pruebo nuevamente. Así ha sido todo el fin de semana.