Pero como la vida depende del color del cristal con el que se mire, no quiero deprimirme sino hacerle una buena compañia a Julián. Finalmente estamos juntos y ambos alegramos la vida del otro. Así que decidí ponerme navideña y poner mi nacimiento. Es una miniatura, lo compré en Mérida en mis últimas vacaciones en la playa y lo traje a Mánchester sólo porque me encanta. No imaginaba que lo tendría que usar para su verdadero propósito.
Esto también significa mi primera participación en la vuelta al mundo. Espero que sea la primera de muchas ya que he decidido sacarle provecho a mis horas libres y aprender verdaderamente a tomar fotografías. Si voy a inmortalizar los momentos, que sean mejores cuando los vea en foto!