Friday, August 24, 2007

Incluso los sueños

Desde que era niña compartía la habitación con alguno de mis hermanos. Cuando era muy pequeña dormíamos mis hermanos mayores y yo en la misma habitación, que está al aldo de mis papás; en ese entonces yo dormía en una pequeña camita de la que no me movía.

Cuando crecimos, la casa también creció y nos asignaron a mi hermana y a mi a una habitación. No recuerdo muchas anécdotas de esos años. Cuando Selene leyo Drácula, me hacía irme a dormir a su cama porque tenía miedo de amanecer con dos puntitos rojos en su cuello. Alguna vez me caí de la cama y me quedé a dormir en el suelo y en otra ocasión me senté en la cama ví a Selene y le dije -¡que bonito suéter!- y volví a dormir. Pero nada del otro mundo.

Por su parte el Juli no había compartido la habitación con otra persona más que en contadas ocasiones. Es por eso que ahora que dormimos juntos nos pasan muchas cosas, que seguramente hacíamos antes pero al estar solos las olvidabamos.

Los primeros días de casados no teníamos una cama grande, así que dormíamos en mi camita individual. Juli recibió más de un codazo en su cara durante esas noches así que nos decidimos a organizar nuestro cuarto con una cama más grande.

Hay que sumarle además a esto de dormir con alguien que pueda contarte y asegurarte que hablas dormido o que roncas, el qué tan loco esté.

La otra noche el Juli escuchó como que lloraba, entonces se acercó y me preguntó sí tenía algo -¡Nooo!- le contesté con una carcajada -lo que pasa es que Marianela me contó algo muy chistoso-. Y seguí durmiendo.

Hace una semana decidí no bañarme por la noche y levantarme a darme un baño. A las dos de la mañana el Juli se paró, prendió la luz y me dijo que me parara, porque ya era hora de bañarme. Yo lo miré, en realidad sólo giré mi cara hacia él, porque no podía abrir los ojos, y me quejé en swuahili -que a las dos de la mañana es el único idioma que domino-.

Supongo que vio que su esposa seguía en el país de los sueños que revisó el reloj y se dio cuenta de la hora. Lo único que me dijo el malvado fue que me durmiera, que todavía faltaba para levantarnos. Pero no me dijo qué hora era. Así que media hora más tarde fui yo la que espantada. Pregunté si ya me tenía que bañar, en ese momento Juli me dijo qué hora era.

Últimamente he estado pensando mucho en geografía, quiero que al leer las noticias sepa exactamente dónde está Malta, Micronesia o Madagascar. Pero tanto pienso en ello que me la paso soñando con países que no encuentro. Anoche el Juli me preguntó si estaba bien, porque movía las manos de un lado al otro. Le respondí que sí, que solo le estaba mostrando a su mamá dónde estaba Macedonia. Me di cuenta que él se ha dado por vencido ante la geografía y las viejitas -de las que hablaré luego- porque se rio y dijo que estaba bien, que siguiera explicándole.

Y hay más que he comenzado a olvidar, por eso es mejor anotarlas. La conclusión que tengo es que cuando te casas compartes todo, incluso los sueños.

1 comment:

Anonymous said...

sabias que la gente sigue diciendo qu e tu y yo estamos locos?? Figurate¡¡¡¡¡