Hoy sí que
no me puedo concentrar. Acabamos de regresar de las “vacaciones” de semana
santa pero estuvieron tan ajetreadas que ni siquiera las considero como
vacaciones. Así que como ya quiero regresar a escribir, crearé un nuevo tema
para hablar de lo que más me gusta en el mundo, mi hijita Silvana. Desde antes
que naciera le llevo un diario contándole detalles de su llegada al mundo y de
su desarrollo. Bueno, en realidad decir un diario es una exageración. Cuando puedo
le escribo una vez al mes y voy muy atrasada. Silvana acaba de cumplir un año,
y no he podido terminar de contarle cómo nació.
Pero ese diario
está lleno de sentimentalismos que creo solo le interesaran a ella. Es como
escribirle una carta al futuro, para que cuando Silvana sea capaz de entender,
disfrute “verse” a través de mis ojos. Éstas bitácoras que quiero hacer tienen
una función distinta, ayudarnos a Julián y a mí a no olvidar esto que nos hace
tan felices día a día.
Estamos tan
inmersos en la tecnología que no puedo más que hacer metáforas sobre el desarrollo
de Silvana y las actualizaciones de hardware y software de un dispositivo
inteligente. Porque de que Silvana es inteligente, lo es. No sé si más o menos
que otro niño o niña de su edad, pero tiene mucha capacidad y eso nos alegra.
Nosotros habremos de saber cultivarla.
Pero al
grano que si alguien además de mi llegara a leer esto, pensará que es manda.
Cuando
Silvana nació, venía con ciertas utilerías instaladas. La interfaz de usuario
era un tanto básica y el manual que nos dieron sólo tenía comandos también muy básicos.
Llanto y estornudos eran dos de las principales salidas que tenía su sistema
para comunicarnos algo. Los estornudos eran fáciles, tenía frío y había que
cubrirla. Pero el llanto, a ese tuvimos que aprenderle con el tiempo.
Normalmente
sólo podía significar que tenía hambre, estaba cansada, estaba incómoda, tenía
calor, tenía sueño, su pañal estaba sucio o le dolía algo. Y era una cuestión
de ir descartando opciones: llanto a las
2am, seguramente tiene hambre…comió, sigue llorando…cambio de pañal…sigue
llorando, tiene más hambre…4am, ahora la que llora es mamá porque ella ama
dormir. Es difícil de explicar, pero con un poco de práctica se aprende a
reconocer el llanto y diferenciarlo entre el de hambre y el de sueño. El problema
es que los otros simplemente se le parecen así que uno trata de mantener las utilerías
de pañal, rompa limpia y calientita y comida tan actualizadas como se puede.
Había una
actualización de hardware que era poco ortodoxa pero Silvana disfrutaba mucho. Son
de esos consejos que el fabricante, por ser tan nuevo no conoce y que otros expertos
nos pasaron el tip: sentarte en una pelota de yoga con la niña en brazos. Y es
que nuestra bebe nació con un bug que no está completamente entendido y las
causas permanecen inciertas, tenía cólico y a pesar de que pensaras que tenías
el sistema completamente atendido, lloraba sin tener una causa aparente. La
pelota la calmaba y nos ayudaba a dormirla.
Esa
interfaz básica no recibió muchas actualizaciones hasta más o menos el primer
mes en donde por fin aceptó la instalación de hardware chupón y había algo con qué calmarla además de la pelota de yoga.
Pero nosotros intentábamos y rogábamos que se conectara al servidor principal, y
bajara la librería de siesta mayor de 30 minutos, Silvana no la descargaba. Así
que no teníamos tiempo de nada.
Este
periodo es conocido como el cuarto trimestre, en donde nuestro nuevo gadget
está acostumbrándose al mundo y en general todo le molesta. Son bastante frágiles
y vulnerables a virus y bacterias así que recibió una de las actualizaciones
más importantes: las vacunas. Esto hizo una especie de downgrade en lo avanzado
en el sueño, pero al menos la dejó más protegida contra un mundo tan grande,
siendo tan pequeña.
Asi hemos ido avanzando, poniendo al día nuestro gadget, y de paso actualizando al nuestro con librerías que no sabíamos que existían. Ese amor incondicional es verdaderamente único.
Asi hemos ido avanzando, poniendo al día nuestro gadget, y de paso actualizando al nuestro con librerías que no sabíamos que existían. Ese amor incondicional es verdaderamente único.