Friday, January 06, 2012

Los esposos



Se subió a la camioneta, después de que su mamá la obligara a tomarse fotos y video. Acomodó todo el tul que la cubría y se sentó tratando de fingir que no estaba nerviosa.



—Admítelo, debes estar nerviosa— le dijo su prima—nadie puede estar tan
tranquila el día de su boda—.

—Sí, la verdad en este momento ya estoy nerviosa. Pero lo único que quiero es llegar ya —respondio con una sonrisa entrecortada.

El viaje continúo tan lentamente que casi ponía ver una película de sus pensamientos, imágenes de sus recuerdos y de sus deseos que iban apareciendo una detrás de la otra.

Por fin llegaron a la iglesia, y aunque sabía que su novio no la debía ver hasta que estuviera dentro se asomó para poder verlo: Era justo lo que imaginó, él estaba sonriente. Se veía nervioso sí, pero estaba segura que él se sentía como ella. Es decir, deseaba con todas sus fuerzas que la mujer que él amaba llegara por fin a la entrada.

Los familiares y amigos se reunieron en la plaza frontal y esperaron a que la misa anterior terminara. Dejaron bajar a la novia, quien lentamente se acercó a la entrada, donde su futuro esposo se encontraba ya de espaldas —justo como ella le había pedido, quería que le viera entrar del brazo de su papá y no antes—.

A partir de ese momento lo que tiene en su memoria son emociones y no sucesos, la . Sus hermanos, como siempre, hicieron lo posible por ponerla más nerviosa y llegaron cuando el Padre estaba ya organizando a todos explicándoles cómo debían entrar.

Tomó el brazo de su papá y lentamente mientras los violines comenzaban a tocar camino ante la mirada de todos los invitados, susurró al oido de su papá que lo quería y él sin poder ocultar la emoción sólo apretó su pequeña mano dentre de la suya como respuesta. Muy seguramente ese mismo gesto hizo cuando se dio cuenta que aprendía a caminar sin su ayuda.

La pequeña Paula iba concentrada en su trabajo, y caminaba justo como había sido capacitada. Mirando al frente y con mucha seriedad en su labor. Finalmente sucedió lo que ella tanto temía y pisaron el vestido evitando que pudiera llegar al frente. Hubo bendiciones, unas lágrimas y la alegría de sus padres.

García Marquez dice que la vida no es como la vivimos sino como la recordamos. Ella ya no recuerda mucho, más que la felicidad que recorría su cuerpo cuando vio a Juli ahí parado, con la sonrisa que hace que su vida tenga sentido. Seguramente paso algo así: se tomaron de la mano y después ya nada importa porque ante Dios y los hombres están juntos para siempre.

Risas, baile, mucha diversión y montones de fotos siguieron a todo el largo plan de La boda.Pero ha seguido a lo largo del tiempo, yano en la fiesta sino en la vida. Y puedo asegurar que son felices, y que aunque la vida siempre tiene preparadas sorpresas aunque creo que sólo le pondrán sazón al asunto.

Viene de un post muy muy viejo aqui

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