Monday, October 05, 2009

Felicidad instantánea

Hace un par de meses me dí cuenta que hay muchas cosas que me producen felicidad instántanea –no la venden en los supermercados al lado de las latas de comida preparada porque, por suerte, no tiene precio, aunque esto algunos no lo saben y quizás encuentre mi nicho de mercado– la principal es mi familia, esto es Julián y las mil ochomil cosas por minuto que inventa para hacerme reir; mi familia, pero sobre todo la risa de mi sobrina, esa risa de niños cristalina e inocente que contagia.

Esos son ejemplos de felicidad instantanea, pero a través de otros. Es decir, para que se dispare a su máximo tengo que estar con la persona que lo produce (e.g. hacerle cosquillas a mi sobrina). El acordarme nada más de las situaciones no me produce esa explosión de felicidad, digamos que coloca mi nivel de felicidad diaria en un 75%. Si estoy estresada, asustada, angustiada, etcétera, cierro los ojos y voy al walmart de los pensamientos, tomo una lata de felicidad instántanea y me la tomo, como si fuera un redbull. El efecto es suficiente para permitirme seguir y confieso que soy adicta, tan adicta que es lo primero que me tomo en las mañanas cuando la alarma suena y no quiero levantarme.

Pero a veces me gusta innovar, no molestar a otros con mis necesidades de felicidad instántanea o guardar las latas que tengo almacenadas para los días más difíciles y busco felicidad enlatada genérica, es lo mismo pero más barato. La felicidad enlatada genérica, es una felicidad a la que todos podemos recurrir y aprovechar como mejor nos convenga. La favorita de mis amigas y mía es ganarnos la lotería.

Tenemos escenarios para casi todos los premios que existen; si nos compraramos un boletito de raspar, qué haríamos con los mil pesos; que si nos ganaramos 100 mil pesos en una tienda departamental, cómo los repartiríamos; que si sólo nos ganamos un millón de pesos y la más socorrida: ganarnos el melate cuando más gordito está. Una aclaración se hace necesaria: jamás jugamos a la lotería, a veces hasta olvidamos meter nuestros boletos en una rifa gratuita; pero cómo soñamos con ganárnosla.

Genera un placer y una tranquilidad asombrosas. Cuando comienzas a definir los detalles de cada centavo quizás parece un poco estresante pero con el tiempo sirve incluso de terapia para dormir (así duermes sin preocupaciones porque tienes varios millones en el bolsillo). Es divertido, y creo que lo incluirán próximamente como prueba psicológica, porque puedes ver el nivel de generosidad de las personas (es sorprendente que algunos no piensan en compartirlo aunque es dinero imaginario).

Ahora, gracias a facebook, he descubierto algo muy similar a la felicidad instantánea enlatada genérica de la lotería. En mi caso, es farmville, pero creo que existen muchos más. La idea es que vives "virtualmente" en una granja y tienes que cosechar y cuidar tus sembradíos. Ayudas a tus vecinos, ves crecer a tus plantitas y también puedes seguirte con el ganado. Es una vida sencilla.

Y yo soy una persona sencilla (o simple, depende del enfoque) que disfruta de los momentos y entre ellos están las pequeñas dosis de felicidad instántanea que te puedes dar durante el día. Hay muchas más allá afuera –además de mi familia, los libros, la música, la pintura, cocinar y las estrellas en el cielo que son mis favoritas– y les daré la oportunidad de conocerlas en pequeñas dosis para que en este momento del tiempo que me toco, conozca a las mejores o al menos a las que llenen más mi nivel de felicidad diario, no quiero después enterarme que por prejuicios tontos me perdí algunas de las más divertidas.

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