Hace muchos
años, tantos que no estoy segura de cuántos en realidad, vivíamos los cuatro
hermanos en la casa de mis papás. Era algo lógico ya que mi hermana mayor debe
haber tenido algo como 17 años y yo, por tanto unos diez. De verdad lo lamento
pero no lo recuerdo bien así que intentare contar esta anécdota tan bien como
pueda inventarla.
Me gusta
mucho recordar esa época, porque todos éramos tan pequeños y ya nos sentíamos
grandes. Mi parte favorita, o lo que más recuerdo es la hora de la comida. Era
el momento en que todos éramos iguales y lo mismo los hermanos grandes se
sentaban con nosotros los pequeños. Mi papá en la cabecera, mi mama a su
derecha, el más pequeño a su derecha y el resto regados. Yo tome el lugar de la
izquierda de mi papá y lo defendí por años hasta con lágrimas. Vaya que era
ridícula (y no he cambiado mucho). La comida era siempre muy similar: sopa de
pasta, agua de fruta y un guisado chiloso con fríjoles. Para ser honesta, no
quisiera que cambiara nunca, porque cada vez que la como es como volver a ser niña.
El caso es
que para mi mama, con cuatro hijos, las vacaciones deben haber sido una
pesadilla. Y eso lo pienso hasta ahora, porque cuando me recuerdo de niña soy
una dulce pequeñuela que juega con sus muñecas sin hacer ruido ni tiradero.
Pero tuve una revelación hace unos días y me di cuenta que la pesadilla no era
sólo para mi mamá.
Resulta que
Selene, mi hermana mayor, me invitó a la biblioteca con ella. Lo sé, desde ahí estábamos
mal porque la biblioteca no es un lugar excitante y menos la colonia donde
crecí. Pero ahí va la Chapi a caer redondita por la emoción de salir con su
hermana grande.
Llegamos y
Selene hizo lo que tenía que hacer y al salir vio un anuncio que decía
"Curso de verano en la biblioteca" y me preguntó si no me gustaría
ir. Nos acercamos al mostrador de recepción y nos dieron la lista de los cursos
semanales. Yo siempre he sido muy floja y pensé que podría darle una
oportunidad, e ir a uno de los cursos semanales. Hay que considerar que las
vacaciones de verano tenían como ocho semanas y yo magnánimamente iba a
invertir una en "probar" algo nuevo. Selene me miró, lo analizó
rápidamente, volteo a ver a la Sra. de recepción y lo hizo. Le pidió por favor
inscribirme a TODOS los cursos, ya que iba a ir durante TODO el verano.
Yo puedo
ser floja, pero mi palabra es muy importante así que pues si mi hermana había
empeñado mi palabra en un curso de verano, tendría que ir. La verdad es que no
me la pasé mal. Ya ni me acuerdo qué hacíamos, creo que hubo un taller de teatro,
manualidades casi siempre pero me tuvieron entretenida unas tres horas diarias.
A mi mamá, que deseaba que me quedara muda por cinco minutos, tres horas de
tranquilidad debieron ser la gloria y para mis otros hermanos, también.
La
revelación vino cuando mi hermana buscaba un curso de verano para mi sobrina. Parece
que planea volverlo a hacer...
2 comments:
jajajaja, si lo intenté pero no conseguí nada que quedara tan fácil como la biblioteca de la Pavón!
No mani jamás lo hice para alejarlas de la casa, sólo quería que aprendieran cosas
Post a Comment