Thursday, September 14, 2006

El hilo rojo

Estoy segura, segura completamente, que nací con un largo larguísimo hilo rojo que me une a ti. Me gusta saberlo, porque aunque no puedo verlo, ahí está fortaleciéndose tanto que nunca se romperá.
Al principio el condenado hilo se estiraba y estiraba, cada vez más y más, supongo que el destino lo hacía para generar un efecto de suspenso y confundirnos entretejiendo a nuestro hilo rojo.
A veces, daba un tironcito a la punta que me corresponde y pensaba que la persona que se me acercaba era la que tenía el otro extremo, pero entre más jalaba mi extremo, más se alejaba de mi. Varias veces ocurrió lo mismo, así tenía que ser.
Ahora que lo pienso nuestro hilo se mide en años no en metros.
Por eso, un día en que sentía que la vida no era justa porque el que pensé era el dueño del otro extremo se iba por razones que no entendía, jalé con toda mis fuerzas el hilo. Lo jalé pidiéndole a Dios te enviara y apareciste.
Apareciste con esa enorme sonrisa y abriste tus brazos para darme todo el amor que puedes dar.
Cuando te veo y me pregunto por qué un ser tan excepcional como tú esta a mi lado, la respuesta es simple: un hilo rojo te une a mi...claro y un gran amor.

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